jueves, 6 de julio de 2017

¡Qué se acabe el futbol de benefactores!


Lo que sucede con Deportivo Petapa, lo que pasó con Marquense, lo que acabó con Coatepeque y con otros tantos equipos del futbol guatemalteco tiene una causa: Hay instituciones que existen solo gracias a benefactores.

Municipalidades, jerarcas de la localidad y políticos aportan económicamente a los clubes –con múltiples objetivos- sin tener una visión clara de lo que desean conseguir en términos netamente deportivos.

Es evidente que las Munis tienen (y deben tener) otras prioridades antes de “patrocinar” un club de futbol. Por eso su apoyo se debería limitar a prestar el estadio Municipal, quizá no cobrar los gastos en los que se podría incurrir su utilización. Pero, hasta para eso, debería tener ciertos requerimientos, como que el equipo inscriba X cantidad de jugadores de la localidad en su plantel.

Cuando hablo de jerarcas me refiero a personas individuales que aportan grandes cantidades de dinero y se convierten en los máximos auspiciadores del equipo, más tarde se aburren, se van y el equipo se queda en el aire.
También hay políticos que llegan, aportan, consiguen su objetivo y se marchan.

Es por eso que en Guatemala se debe empezar a pensar en un futbol industrializado. Con ligas en donde los clubes tengan dueños, personalidad jurídica y bases y estructuras destinadas a tener una institución auto sostenible. Que se mantenga con los aportes de patrocinadores, que lleguen en base a una buena gestión de comunicación y mercadeo, pago de derechos de transmisión y, por su puesto, ingreso de aficionados. Además, de la venta de futbolista, algo que algunos dirigentes todavía ven imposible.

Es momento de abrir la puerta a la industrialización del futbol en Guatemala.



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